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La Gran Dimisión -también conocida como "Big Quit"- crea grandes retos para los líderes de TI que despliegan y gestionan la tecnología en el lugar de trabajo. Ya estaban navegando por las ondas de la pandemia mundial en un entorno de trabajo remoto e híbrido. Ahora deben hacerlo con una plantilla más reducida.
Las grandes organizaciones con personal informático limitado se enfrentan a varias consideraciones clave, entre ellas sacar el máximo partido de la tecnología. El cambio al trabajo a distancia no ha creado por sí solo este reto concreto, sino que ha ampliado uno ya existente.
Un empleado que habla con otros nueve empleados en una videoconferencia
La gestión eficaz de la tecnología en el lugar de trabajo ha sido una de las principales prioridades de las grandes empresas, mucho antes de la pandemia. El personal informático estaba muy solicitado y sigue siendo codiciado.
Sin embargo, con el auge del trabajo a distancia y la aparición de lugares de trabajo híbridos que son ahora el modelo por defecto en varios sectores, el personal de TI tiene las mismas probabilidades de optar por el trabajo remoto. Tanto si realizan sus tareas en la oficina como fuera de ella, persisten los mismos retos y, en algunos casos, son más difíciles que nunca.
La ciberseguridad está irrevocablemente entrelazada con la tecnología en el lugar de trabajo y sigue siendo una de las principales preocupaciones de las empresas. Los ataques de los actores de las amenazas crecen y se hacen más sofisticados. Muchos puestos de ciberseguridad quedaban sin cubrir antes de la Gran Resignación, y la necesidad de analistas de seguridad cualificados es aún mayor ahora que el trabajo remoto crea más puntos finales y conexiones que deben protegerse.
La abrumadora carga de trabajo se extiende a todo el personal de TI, y se ve agravada por la necesidad de nuevas habilidades a medida que las ciberamenazas continúan sin disminuir, los datos crecen exponencialmente y las organizaciones buscan ejecutar sus planes de transformación digital. Puede parecer imposible que los trabajadores de TI, sobrecargados de trabajo, encuentren tiempo para realizar cursos que amplíen su conjunto de habilidades. Sin embargo, esas habilidades son fundamentales. Sin los conocimientos adecuados, el personal de TI se sentirá aún más estresado. Tendrán dificultades para cumplir los plazos de implantación, por no hablar de alcanzar los objetivos de transformación digital o aprovechar plenamente las ventajas de la informática de cloud . La experiencia para ofrecer nuevas tecnologías es fundamental para obtener una ventaja competitiva.
El presupuesto sigue siendo una limitación, tanto si el dinero se destina a adoptar el software y el hardware necesarios para respaldar las operaciones de TI como a contratar a las personas que lo desplieguen y gestionen. La Gran Resignación implica replantearse cómo gestionar la tecnología en el lugar de trabajo, y eso incluye decidir qué hace y qué no hace el personal informático de cara al futuro.
La tecnología en el lugar de trabajo puede considerarse tanto el problema como la solución a los desafíos creados por la Gran Renuncia y el entorno de trabajo remoto/híbrido.
Cuando el personal informático sea limitado, busque formas de automatizar. Esto es especialmente útil en el espacio de la ciberseguridad, donde no es factible que los analistas estén al tanto de cada alerta en un tablero y decidan si es, de hecho, una amenaza para las aplicaciones y los datos de la organización. Controlar la ciberseguridad puede significar externalizar el centro de operaciones de seguridad a un proveedor de servicios de seguridad gestionados, aunque con la supervisión adecuada del personal de TI interno.
La externalización selectiva y estratégica también puede contribuir en gran medida a maximizar la tecnología. Considere la posibilidad de subcontratar algunas actividades de asistencia al usuario final para descargar al personal de TI de la responsabilidad de resolver todas y cada una de las incidencias que llegan cuando los trabajadores remotos tienen problemas con una aplicación. Trasladar una serie de aplicaciones locales a un proveedor de servicios de cloud reducirá el tiempo y los conocimientos internos necesarios para gestionar la tecnología en el lugar de trabajo.
Después de determinar qué funciones informáticas externalizar y qué aplicaciones son mejor gestionadas por un proveedor de servicios de cloud , hay que decidir qué competencias y conocimientos organizativos se necesitan internamente. Este enfoque permite a los directivos presupuestar de forma más estratégica y mejorar la productividad global.
La productividad del personal de TI y de todos los empleados, independientemente de dónde trabajen, también puede mejorarse con las herramientas de colaboración y reunión adecuadas. Esto incluye software de videoconferencia y colaboración que respalde un lugar de trabajo híbrido y garantice que las interacciones entre las salas de conferencias in situ y las ubicaciones remotas sean fluidas.
La maximización de la tecnología será más fácil mediante la búsqueda de soluciones que permitan flexibilidad y automatización para que el personal de TI pueda enfocar el tiempo y la atención donde sea más lógico para la organización.